Continuamente escuchamos hablar de los precios mayoristas de la energía y no sabemos si nos va a afectar como consumidores en nuestra factura energética.
Todo depende del tipo de contrato que tengamos contratado con nuestra comercializadora, ya que, gracias a la liberalización del mercado de la energía, podemos decidir sin apenas esfuerzo, ni gestiones, quien queremos que nos facture la electricidad y el gas, al igual que lo hacemos a la hora de repostar el coche.
Tarifa plana, precio fijo o precio variable/indexado
Principalmente podemos optar entre 3 modelos:
- Tarifa plana: cuota fija €/mes para un volumen de energía anual
- Tarifa fija: precio fijo €/kWh en cada franja horaria
- Tarifa variable: indexada a precio de mercado €/kWh
En la tarifa plana, vamos a contratar un volumen de energía al año (kWh) y tenemos todo el año para consumirlo, pagando el mismo importe todos los meses. En este modelo si no llegamos al total contratado solemos tener una bonificación, al igual que si lo excedemos, una penalización (bonus/malos).
En la tarifa fija acordamos un precio fijo con nuestra comercializadora para un año, habitualmente y para cada franja horaria o periodo:
- Valle (00h a 08 h)
- Llano (08h a 10h, 14h a 18h y de 22h a 00h)
- Punta (10h a 14h y de 18h a 22h)
de este modo, cada mes pagaremos un importe dependiendo del consumo realizado, sin sorpresas, ya que hemos fijado el precio. Esta tarifa suele ser un poco más elevada, aunque evita la exposición a los precios del mercado.
Finalmente, la tarifa variable o indexada, donde el precio que vamos a pagar dependerá del precio del mercado, reflejados en https://www.omie.es/ para el mercado español, y al que habrá que sumarle una serie de impuestos, comisiones (FEE) y tasas (ATR), que suelen añadir unos 30-35€/MWh sobre el precio que visualizamos. En este mercado vemos el precio en MWh (1MWh = 1.000kWh).
Esta tarifa tiene una volatilidad superior y nos deja expuestos a los cambios del mercado energético internacional.